martes, 17 de septiembre de 2013

no siempre llegan los latidos

faltaron siempre
faltaron muchos
quedaron
muchos gansos por jalar
y ahogarlos en su reflejo

siempre en lo diamantino
de una buena acostada
en una bolsa tendida
desértico infierno de ácaros

asemejaban los esquivantes ojos
alma de la vista que se hace fugaz
entrando a los confines del olvido
latente bruma repetirías ante tanta alergia

lo caluroso ya puede venir desde la calle
el incendio tarda en apagarse
todo papel sobrevive, todo lápiz
resbala quien nos socorra

vendrá por suerte
colisionando
los puertos náufragos de la frigidez
tanto que el aire extraña inflar

que el aire falta
y no es miseria
mas que para nadar
y que los sueños
no nos hagan respirar

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