desde la preocupación por su
desnutrición de virus
que se disuelven a la risa
del celacanto
mas desgracias se enfilan
por el apuñalamiento
del narval enfurecido con
hambre de gotas
y las cámaras secuestradas
al dar el hecho
como extraordinario, en el
momento del arcoíris
que destruyo el huracán y
salvó unos segundos a los rebeldes
ahora están felices mensajes
de alivio en lugar de lapidas
hasta la persecución que
justifica el escape
no hay humo que nos ponga
más ciegos que no parar de correr
no hay choque que duela más
que el amanecer
recordábamos que solo
queríamos documentar el único arcoíris sin color
pero vimos el más colorido
asesinato que hasta coloreó las cintas rusticas de la verdad
ya regresamos de tanto
correr siguiendo el destellito intermitente
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